lunes, 5 de septiembre de 2011

Y ahora… ¿por qué llora la pequeñaja?

El pasado 17 de julio, con el nacimiento de mi pequeña Martina, entendí que mi vida jamás sería la misma, por lo que quiero dedicarle esta primera entrada de mi blog.
Os cuento que desde que llegué de la clínica, no tengo tiempo para nada, todo mi tiempo se centra en Martina.
Al darle el pecho a penas me puedo despegar de ella, durante la mañana me pide cada dos horas y por la noche ¡cada hora y media! Ufff, ¡Madre mía, cómo han cambiado las cosas, con lo dormilona que yo era! Pero merece la pena, esta tan hermosa que se te olvida enseguida.
¿Y los pañales? No me imaginé que se cambiaban tan a menudo y lo más gracioso, ¿no os ha pasado que cuando estás en plena faena y limpita se hace pipí o se tira un pedo cargado y te pone perdida? ¿Eso es por inexperiencia o suele pasar?
Como ya sabéis estoy en Nerja con mi familia, que al ser primeriza, necesitaba la ayuda y consejos de mi madre y mi hermana y he tirado de ellas para descansar de vez en cuando.
Tengo que deciros que Martina es muy buena, sólo llora cuando tiene hambre, cuando se hace caca o cuando le da algún que otro cólico, pero gracias a Dios no tiene muchos.
Eso sí, aunque tenga noches de desvelo y a veces no tengo mucho tiempo para mi, cuando me sonríe o coge mi dedo con su manita se me olvida "to", me derrito y me doy cuenta de que no importa el qué, todo vale la pena por estar junto a ella.